Hugo E. Grimaldi - Columnista de DyN

Las primarias para comenzar a elegir a los candidatos que sucederán a Cristina Fernández han resultado ser un interesante equilibrio de fuerzas, a partir de un evidente comportamiento de wait and see (esperar y ver) de los ciudadanos. Visto el comportamiento equilibrado de los votantes es más que probable que, de ahora en más, el modo en que se involucrarán los tres candidatos más votados para recorrer el primer tramo de la recta final debería ser diferente a las indefiniciones que todos ellos mostraron hasta ahora.

Si bien los dos principales candidatos tienen sendas mochilas políticas que soportar, fruto de sus respectivos frentes electorales, en el caso de Scioli todo es mucho peor, ya que él debe cargar con el lastre de los doce años de vigencia kirchnerista y, aunque las avaló, explicar las carencias por los demás y decir que él va arreglar todo lo que haya que arreglar, sin decirlo.

Por su parte, Macri tendrá que ver cómo hace para combinar con sus socios de la UCR y la CC las propuestas de todo el espacio y por lo tanto, deberá abandonar actitudes monocolor para abrirle el juego a los consensos que tiene que tener una alianza, para evitar así que, en octubre, sus votantes migren hacia otras opciones. Por último, la recuperación de UNA le da ínfulas a Sergio Massa para sacarle votos a sus dos rivales y arrimar a un segundo lugar en octubre, ya que es quien tiene más cercanía peronista con su rival en la interna.